(PUC-Rio - 2011)
A propósito de ‘Martín’ y ‘Lulú’
El Tiempo.com - 09/08/2010
Álvaro Vecino Pico
[1] ‘Martín’ y ‘Lulú’ son un par de mascotas. Él es un macho, de raza samoyedo, comprado en una veterinaria, con pedigrí y alimentado desde pequeño con concentrado de la más refinada marca. Lulú en cambio, es una [5] perra sin raza, en el decir popular, es criolla. La recogí muy cachorra de una bolsa de basura en la calle; sus primeros años comía sobras de comida, ahora ya come alimento concentrado. Al fin de cuentas, ambos son perros y los trato igual.
[10] Los perros son una buena compañía y el pretexto para salir a caminar todos los días. No soy de esos amos que humanizan a sus mascotas; es decir, no les hablo como si pretendiera un entendimiento con ellos, sé que son animales y que tienen un comportamiento que se [15] puede condicionar o amaestrar para que obedezcan las órdenes de su amo. Pues bien, como un ciudadano consciente de que la mejor convivencia empieza por asumir nuestra responsabilidad social como vecinos, siempre me aprovisiono de bolsas para recoger los desechos de los [20] perros, práctica que deberían seguir muchos dueños de mascotas, pero ¿por qué no lo hacen? Quizá porque no están educados en convivencia ciudadana, o quizá porque no tienen sentido de pertenencia con el barrio y la ciudad, o porque así manifiestan el desprecio hacia sus [25] vecinos, o quizá porque les da pereza caminar largos trayectos con el popó del perro en sus manos.
Personalmente, no me molesta recoger los desechos de mis perros, me molesta más no encontrar un lugar dónde botarlos. En mi barrio, La Floresta, hay [30] que caminar cuadras y cuadras y no se encuentran canecas de basura, solo hay una al frente del CAI de Terrazas, si no se alcanza a llegar allí, hay que deambular por todo el barrio con la bolsita en las manos hasta llegar a casa.
[35] Por esta razón no le encuentro sentido a que, de manera permanente, los funcionarios y autoridades municipales amenacen diariamente con multas y sanciones a quienes no cumplan con protocolos de limpieza, cuidado ambiental y exigencia de normas, pues se [40] entiende que es imposible exigir educación ciudadana si las personas no cuentan con los elementos mínimos para ello.
Por eso, antes de imponer multas y sanciones, y ante la evidente ausencia de una política de cultura [45] ciudadana, la administración municipal debería comenzar por dotar a la ciudad de suficiente mobiliario urbano acorde con nuestras demandas: pintar cebras, arreglar los puentes peatonales, instalar banquetas en los parques, paraderos de buses, poner canecas para la basura y, [50] después si, realizar campañas educativas acordes con las necesidades y cultura locales.
Como sé que esto no sucederá en esta administración, seguiré paseando con ‘Martín’ y ‘Lulú’, teniendo cuidado de no pisar el popó de perro que otros [55] dueños no recogen y llevando en mi mano las bolsitas que me recuerdan que la llamada cultura ciudadana no es un embeleco de gente desocupada, sino el pilar de la buena convivencia.
Comentario 1
[60] Señor con todo respeto, los desechos de sus mascotas le pertenecen a usted y como tal debe depositarlos en su caneca de desechos. En los comercios venden canecas especiales para ello. De lo contrario tendría que pagar por la recolección de la caneca pública al botadero auto– [65] rizado.
Comentario 2
Recoge los desechos sólidos de sus perros. Muy bien, pero ¿qué pasa con la orina de los animales? Hablar de convivencia ciudadana es muy fácil pero ejercerla es muy [70] difícil, al columnista le gusta tener perro, se lo respeto. A mí no me gustan los perros. Si a algunas personas les gustan los perros ¿Por qué no les enseñan a orinar y defecar en sus casas?
*os números entre colchetes indicam o número das linhas do texto original.
En el Comentario 2 leemos: “Si a las personas les gustan los perros ¿Por qué no les enseñan a orinar y defecar en sus casas?” El verbo gustar está conjugado en tercera persona de plural porque:
conjuga con “a algunas personas”.
está de acuerdo con “les”.
depende de la cláusula de condicional “si”.
conjuga con el sustantivo que le sigue: “los perros”.
está determinado por la pregunta que le sigue.